imaginando que a él, su sonrisa regalaba.
Ella, cabellos al viento como el sol de madrugada,
breve cintura de juncos y caderas bien torneadas
En sus noches solitarias el soñaba que lo amaba,
que su cuerpo de gacela en sus brazos se entregaba.
Ella reía feliz era una niña mimada,
de tierno corazón puro y sin maldad en el alma.
Cada día transcurrido su mente se trastornaba,
no soportaba pensar que ella lo abandonara.
Ella se marcho un día temprano de madrugada,
con su valija de sueños para ser una letrada.
El se quedo aguardando su regreso en temporada,
soñando con su sonrisa, recordando su mirada
El tiempo se fue corriendo, ella ya casi olvidada,
de su primer juventud en el casco de la estancia.
El la seguía deseando esperando su llegada,
fue perdiendo la razón con el tiempo que pasaba.
Ella regreso un día, feliz muy enamorada
anunciando que su boda muy pronto se realizaba.
Alguien se lo dijo a él, en tono de broma macabra.
La mente se le nublo, ya no entendía mas nada.
Ella se veía feliz de su novio enamorada.
El sentía que su odio salía por la garganta.
Ella levantó su mano, distraída saludaba,
el afila la cuchilla de acero y de hoja ancha .
Era una siesta de fuego el sol de enero quemaba,
igual que el deseo por ella, que sus entrañas incendiaba .
Ella se marcho al río porque el calor arreciaba,
el la espera en un recodo donde, siempre la observaba.
Ella se apeo del caballo, él la nombró en voz alta
ella quedo cara al cielo. El ve como se desangra.
Ella pronuncia su nombre, el cree oír que lo ama,
ella suspira profundo, él como loco la abraza,
Casi sin fuerzas lo mira, la vida ya se le escapa,
el arranca la cuchilla y en su corazón.. la clava.
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