Ya estamos entrando en estas fechas de celebraciones donde los sentimientos se ponen a flor de piel...
las lágrimas se hacen fáciles cuando pensamos en esos seres queridos que ya no están con nosotros,
o estando aún en la tierra, no podemos tenerlo cerca en estos días.
Pero incluso en esas circunstancias, no podemos dejar paso al sentimiento de tristeza y por supuesto,
no podemos dejar la puerta abierta a esa zarigüeya en que se convierte la depresión y acecha en cada rincón de nuestra alma para saltar sobre nosotros.
Con los seres queridos a nuestro lado o sin ellos, es una buena época del año que esta terminando,
para hacer un ejercicio mental de voluntad positiva de las cosas buenas que nos ha regalado la vida.
A mi personalmente, me ha regalado tres hijos que con sus permanentes sonrisas, hacen de mi vida un mundo diferente, pues aunque no los veo mucho, sus rostros en fotografías se me quedan iluminando mi alma como pequeñas luciérnagas que no se apagan con el paso del tiempo...
Al escribir la palabra luciérnaga, me llega a la memoria lo que escribí en este blog en Navidad de 2010 y que se titula, Luciérnagas de Navidad y aprovecho para dejarles el enlace...
Estoy seguro que en cada uno de nosotros existen esas luciérnagas, esas sonrisas y esas llamas de vida que tenemos que rescatar del olvido y darle una nueva luz que iluminen lo más profundo de nuestros corazones.
Solo las personas que tienen hijos, pueden comprender lo que es para un padre ver a los suyos unidos por una sonrisa común y poder comprobar que en cada momento de sus vidas en los que están juntos, sus rostros son el icono de la felicidad...en cualquier fotografía que los veo juntos, están siempre sonriendo y concretamente en estas fechas, es el mejor regalo que me deja la Navidad, con esas tres sonrisas...
Les deseo a todos una Feliz Navidad y que tengan este maravilloso regalo que yo tengo...
Ángel Reyes Burgos
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