Sospechas.-
A las dos de la tarde Pedro seguía durmiendo en el sofá, me puse a la faena de hacer la comida con mucho nerviosismo y preocupación, no pude terminar, fui a despertarlo y le espeté con crudeza, tu crees que estás en un hotel?, levántate y ayúdame con la comida...me miró como reprochándome mi enfado pero sin decir nada se levantó y entrando en la cocina me pregunta, ¿cómo puedo ayudarte?, y a continuación me dice que porque estoy enfadado.
Después de comer hablamos Pedro, ahora ayúdame a limpiar el pescado. Se quedó en silencio y me ayudó sin decir más nada, yo evitaba mirarlo y el se quedó como ausente, parecía que se hubiera levantado un muro entre nosotros...Comimos en silencio y cuando terminamos nos sentamos a tomar un café y sin muchos rodeos le dije...Estoy preocupado por ti, tu comportamiento me hace sospechar que de nuevo estás consumiendo, ¿Como puedes estar durmiendo casi hasta las dos de la tarde con las cosas que tienes que hacer por ti mismo?...
Se me ocurrió suavizar la situación para que no se sintiera agobiado, pero sobre todo para darle tiempo a reflexionar y no me contestara con unas mentiras improvisadas...Aunque sin ganas sonreí,
para decirle inmediatamente, ¿te acuerdas de esa vez que nos iba a llevar mi madre a los dos fuera de la casa cuna para ir a ver a una amiga?, no ängel, no se a que te refieres...
Mi madre nos tomó de la mano a los dos, en la escalinata estaba la superiora y cuando íbamos a coger el camino, yo me solté de la mano de mi madre y mirándola le dije, no, no, he yo solito...ha, ya, tu madre me contó eso muchas veces y como se reía a carcajadas la madre superiora y el cura que estaba con ella. Pues esta historia es para que recuerdes algo, Yo he solito siempre, porque jamás he contado con nadie para que me ayude en los malos momentos, pero tu me tienes a mi y parece que no valoras esa ayuda, pues lo mínimo que tenias que hacer es respetar lo que estoy haciendo por ti y sobre todo aprovechar esta oportunidad para rehacer tu vida...
Se me quedó mirando como si no supiera a qué me refería...se lo dije sin ´mas rodeo, tu comportamiento me hace pensar que sigues consumiendo drogas. ¿Pero que dices tio?,..no digas nada Pedro, antes de darte la oportunidad de mentirme te voy a preguntar, ¿Quieres venir conmigo a hacerte un doping?,...su rostro se ensombreció, sus lágrimas empezaron a asomar seguramente recordando lo que le dije antes de meterlo en mi casa...Pedro, el dia que compruebe que has consumido, no quiero echarte de casa, coge tu maleta y te vas....ahórrame ese dolor, tus lágrimas de drogadicto no me conmueven, os convertís en grandes actores del engaño...
Ängel, te juro que estoy limpio, desde que estoy en tu casa me he mantenido con la metadona sin necesitar para nada consumir drogas. Bueno, entonces no tienes inconveniente que vayamos a hacerte un dopaje. No tengo ninguno pero tiene que ser la próxima semana, porque esta tarde voy a una empresa a hacer una entrevista y mañana empiezo en un bar todo el dia.
No quise forzar la situación aunque se me estaba mintiendo y con esa excusa me quedé convencido de que seguía tomando drogas, generalmente los dopajes no registran el consumo pasado diez días y
para mi estaba claro que necesitaba ese tiempo para salir limpio, pero de donde el viene, yo ya he ido y vuelto cien veces, a mi no me puede engañar...
Bueno Pedro, recordemos otros momentos más felices, aunque de esto que me estoy acordando no es precisamente feliz...toca mis brazos, verás lo fuerte que los tengo, ¿recuerdas por qué?...
Pero lo que te quería contar es si recuerdas lo del día que estábamos jugando con una pelota en el huerto?... no, seguro que tu sí porque tienes una madre que es un magnetófono, que te lo repite todo...comencé a reír y él me coreo las risas, anda cuéntamelo porque de todas formas no lo puedes evitar...me volví a reír y le dije, ese día tu tiraste la pelota y cayó entre las patas de un perro que estaba amarrado con una cadena a un árbol, no quisiste ir a cogerla porque te daba miedo, a mi siempre me gustaron los perros y yo decidí ir a por la pelota, pero no me limité a cogerla, me senté entre las patas delanteras del perro donde estaba la pelota y al ir a cogerla el perro de un bocado en la axila derecha me tumbó al suelo, el trabajador que estaba en la huerta le dió un grito y el perro me soltó, pero tenía tal desgarro en la piel, que la sangre manaba en abundancia, rápidamente me llevó a la enfermería donde me dieron unos puntos...me levanté la camisa y le enseñé otras de mis cicatrices de mi guerra infantil, coleccionaria otras más por accidentes y otras en la cabeza porque era una moda muy arraigada entre las monjas y las maestras...ya se sabe, la letra con sangre entra...
Pasamos un rato agradable hasta que a el le llegaba la hora para irse a esa entrevista y yo irme a la oficina, sin dejar de darle vueltas al asunto de Pedro, decidí que por la mañana temprano lo llevaría a hacerse un dopaje antes de ir a trabajar a ese supuesto bar...
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