No puedo quedarme en tierra
sin tomar champaña contigo
en ese barco que te aleja
de mis besos y mi destino.
Tengo que sobornar al capitán
para acompañarte a cubierta
y asomarme una vez más
a tus ojos y tu belleza.
Es tan larga esa travesía
que te aleja por momentos
pero sabes vida mía
que quedas en mis pensamientos.
Beberemos dulcemente
hasta que la sirena suene
y la sangre me golpee
de emoción sobre las sienes.
Un beso en la barandilla
será nuestra despedida
cuando regrese a Sevilla
sintiendo mi alma perdida.
Pero la suerte está echada
y no vuelvo padeciendo
pues ya vi en tu mirada
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