la cara más atroz de la derrota,
un sin techo que vive en la cuneta,
una boca que bebe y se agarrota.
A veces me disfrazo de profeta,
en otras el demonio es mi mascota,
ni el polvo de la calle me respeta
pues si tengo apellido, no se nota.
No soy mas que un mendigo repelente,
me bebo si hace falta hasta el orgullo
delante del bullicio de la gente.
Destrozo todo aquello que construyo,
no tengo ni futuro ni presente,
pero tuve un pasado como el tuyo.
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