el agua que el vaso tiene,
lo que está roto es el vaso
y el agua al suelo se vierte.
No es lo que está roto, no
la luz que sujeta al día,
lo que está roto es el tiempo
y en la sombra se desliza.
No es lo que está roto, no
la sangre que te levanta
lo que está roto es tu cuerpo
y en el sueño te derramas.
No es lo que está roto, no,
la caja del pensamiento,
lo que está roto es la idea
que la lleva a lo soberbio.
No es lo que está roto Dios,
ni el campo que el ha creado,
lo que está roto es el hombre
que no ve a Dios en su campo.
Emilio Prados. En 1914 obtiene una plaza en el Grupo de Niños de la Residencia de Estudiantes de Madrid. En este internado conoce a Juan Ramón Jiménez, uno de los asiduos invitados y quien, junto con la afición a los libros inculcada por su abuelo Miguel Such y Such en la infancia, determinaría su inclinación hacia la poesía...Para saber más pulse aquí.
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