La penumbra rodeaba
la piel de tu rostro clara,
en tu gesto había tristeza
que al alma a mi me llegaba
y me acerqué a darte besos
para alegrar tu mirada.
Cuantos sentimientos albergo
cuando tu tristeza callas
y yo siento que no puedo
beberme entera tu alma
para darte de mi sosiego
que encienda tu rostro en llamas.
Que si tu quedas sin vida
la mía pronto se apaga
y las cicatrices y heridas
que antaño mi mente albergaba
vuelven como sanguijuelas
que se encienden y me abrasan.
No es por mi, yo te lo juro
que quiero verte riendo,
si tu paisaje está oscuro
el mío esta padeciendo
y tengo que encenderte un sol
por lo que te estoy queriendo.
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