A Tántalo
Castiga el cielo a Tántalo inhumano,
que en impia mesa su rigor provoca,
medir queriendo en competencia Ioca
saber divino con engaño humano.
Agua en las aguas busca, y con la mano
el árbol fugitivo casi toca;
huye el copioso Erídano a su boca
y en vez de fruta aprieta el aire vano.1
Tú, qu'espantado de su pena admiras
qu'el cercano manjar en largo ayuno
al gusto falte y a la vista sobre,2
¿Cómo de muchos Tántalos no miras
ejemplo igual? Y si codicias uno,
mira al avaro en sus riquezas pobre.
A Ulises
El griego vencedor que tantos años
vio contra sí constante la fortuna;
el que pudo, sagaz, de la importuna
Circe vencer los mágicos engaños;
El que en nuevas regiones y en extraños
mares temer no supo vez alguna;
el que bajando a la infernal laguna
libre volvió de los eternos daños,
Los ojos cubre y cierra los oídos
de las Sirenas a la vista y canto
y se manda ligar a un mástil duro.
Y negando al objeto los sentidos,
la engañosa belleza y fuerte encanto
huyendo vence, y corta el mar seguro.
Juan de Arguijo (Sevilla, 1567 1623), poeta, mecenas y músico español perteneciente al Siglo de Oro en la corriente estética barroca. Hijo de familia acaudalada y caballero Veinticuatro de su ciudad natal, fue nombrado procurador en las Cortes convocadas por Felipe III en 1598. Era además músico y diestro tañedor de vihuela, y se distinguió como mecenas de artistas y escritores. En su tertulia solía leer cuentos, que recogió el poeta sevillano Antonio Ortiz Melgarejo y editó Antonio Paz y Mellá...para saber más pulse aquí.
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