Dos sonetos de amor...

El amor de la vida

Solamente una vez amar se puede
es terrible falacia y desacierto,
solamente una vez se nace, es cierto,
y una vez nada más morir sucede.

Pero es posible que el amor se hospede
mientras el corazón esté despierto,
una y diez veces porque en ese huerto
justamente el amor puso su sede.

Cuando abundancia en el amor se da,
por más que fuese tan maravillosa,
de todos los amores uno está,

un amor que es la historia, que destroza,
un amor que se lleva y que se va
prendido al corazón hasta la fosa.
Nada había

Del yermo de mi vida nada había,
si acaso una pradera abandonada
tan solo entre sus ruinas visitada
por las ansias de amar, en fantasía.

Fuente sin agua, catedral vacía, 
en un amanecer sin alborada.
¿Cómo esperar que donde sólo hay nada
brote un amor hasta la idolatría?

Y sin embargo, por el cielo enviada
cruzó mi senda venturoso día
misteriosa mujer, igual que un Hada.

Y allí en mi corazón que nada había
con la fuerza impetuosa de cascada,
brotó mi amor en donde nada había.





















De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del dolce stil nuovo: Guido Guinizzelli (1240-1276), Guido Cavalcanti (1259-1300) y Cino da Pistoia, entre otros, quienes emplean ya los dos cuartetos y los dos tercetos, éstos últimos con una estructura variable...Para saber más pulse aquí.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger... Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...