¡Oh!, ave negra de mi cárcel,
extiende tus amplias alas
y muéstrame ese horizonte
donde dormitan las hadas.
Haz que corra los caminos
donde la pena se acaba,
abriré nuevos senderos
sembrados de libertad
y orlados por las palabras.
Más sabes que soy poeta
y mi mente está cargada
con frases que se hacen luz,
pero cuesta iluminarla.
Por eso te pido ave,
un poco de tu esperanza
para parirlas en nido,
cubierto de rosas blancas.
(© Derechos Reservados )
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