Almas dichosas que del mortal velo
libres y exentas por el bien que obraste,
desde la baja tierra os levantaste
a lo más alto y lo mejor del cielo,
y, ardiendo en ira y en honroso celo,
de los cuerpos la fuerza ejercitaste,
que en propia y sangre ajena coloraste
el mar vecino y arenoso suelo;
primero que el valor faltó a la vida
en los cansados brazos, que, muriendo,
con ser vencidos, llevan la victoria.
Y ésta vuestra mortal, triste caída entre el muro y el hierro, os va adquiriendo
fama que el mundo os da y el cielo gloria.
En el silencio de la noche, cuando
ocupa el dulce sueño a las mortales,
la pobre cuenta de mis ricos males
estoy al cielo y a mi Clori dando.
Y al tiempo cuando el sol se va mostrando
por las rosadas puertas orientales
con suspiros y acentos desiguales
voy la antigua querella renovando.
Y cuando el sol, de su estrellado asiento
derechos rayos a la tierra envía,
el llanto crece y doblo los gemidos.
Vuelve la noche, y vuelvo al triste cuento,
y siempre hallo, en mi mortal porfía,
al cielo, sordo; a Clori, sin oídos.
Desde el siglo XVIII está admitido que el lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes fue Alcalá de Henares, dado que allí fue bautizado, según su acta bautismal, y que de allí aclaró ser natural en la llamada Información de Argel (1580)...para saber má pulse aquí.
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