Mostrando entradas con la etiqueta Poema Miguel de Unamuno. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Poema Miguel de Unamuno. Mostrar todas las entradas

La sangre de mi espíritu


La sangre de mi espíritu es mi lengua,
y mi patria es allí donde resuene
soberano su verbo, que no amengua
su voz por mucho que ambos mundos llene.

Ya Séneca la preludió aún no nacida
y en su austero latín ella se encierra;
Alfonso a Europa dio con ella vida.
Colón con ella redobló la Tierra.

Y esta mi lengua flota como el arca
de cien pueblos contrarios y distantes,
que las flores en ella hallaron brote,

de Juárez y Rizal, pues ella abarca
legión de razas, lengua en que a Cervantes
Dios le dio el Evangelio del Quijote.

Miguel de Unamuno y Jugo (Bilbao, 29 de septiembre de 1864-Salamanca, 31 de diciembre de 1936) fue un escritor y filósofo español perteneciente a la generación del 98. En su obra cultivó gran variedad de géneros literarios como novela, ensayo, teatro y poesía. Para saber más pulse aquí.


Morir soñando...La oración del ateo...Unamuno


Morir soñando, sí, mas si se sueña
morir, la muerte es sueño; una ventana
hacia el vacío; no soñar; nirvana;
del tiempo al fin la eternidad se adueña.

Vivir el día de hoy bajo la enseña
del ayer deshaciéndose en mañana;
vivir encadenado a la desgana
¿es acaso vivir? ¿y esto qué enseña?

¿Soñar la muerte no es matar el sueño?
¿Vivir el sueño no es matar la vida?
¿A qué poner en ello tanto empeño?:

¿aprender lo que al punto al fin se olvida
escudriñando el implacable ceño
-cielo desierto- del eterno Dueño?
Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes

a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
más recuerdo las plácidas consejas
con que mi ama endulzome noches tristes.

¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande

para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras.

Al amor de la lumbre...

Al amor de la lumbre cuya llama 
como una cresta de la mar ondea. 
Se oye fuera la lluvia que gotea 
sobre los chopos. Previsora el ama 

supo ordenar se me temple la cama 
con sahumerio. En tanto la Odisea 
montes y valles de mi pecho orea 
de sus ficciones con la rica trama 

preparándome el sueño. Del castaño 
que más de cien generaciones de hoja 
criara y vio morir, cabe el escaño 

abrasándose el tronco con su roja 
brasa me reconforta. Dulce engaño 
la ballesta de mi inquietud afloja.
Es una antorcha al aire esta palmera, 
verde llama que busca al sol desnudo 
para beberle sangre; en cada nudo 
de su tronco cuajó una primavera. 

Sin bretes ni eslabones, altanera 
y erguida, pisa el yermo seco y rudo; 
para la miel del cielo es un embudo 
la copa de sus venas, sin madera. 

No se retuerce ni se quiebra al suelo; 
no hay sombra en su follaje; es luz cuajada 
que en ofrenda de amor se alarga al cielo; 

La sangre de un volcán que enamorada 
del padre sol se revistió de anhelo 
y se ofrece, columna, a su morada.






















A los pocos meses de nacer, los padres de Miguel cambian de domicilio y se instalan en el segundo piso derecha de la calle de la Cruz número . En los bajos se halla la chocolatería de sus tíos, que viven en el primer piso.18​ No ha cumplido todavía los seis años cuando queda huérfano de padre. Félix de Unamuno falleció el 14 de julio de 1870 en el balneario de Urberuaga, en Marquina, de enfermedad de tisis pulmonar...Para saber más pulse aquí.

Fui por el mar de las sirenas...

Fui por el mar de las sirenas
como antaño Rudel de Blaya,
y ellas me echaron las cadenas
sonoras de la ciencia gaya.

¡Divina tristeza, fragante
de amor y dolor! ¡Dulce espina!
¡Soneto que hace el estudiante
a los ojos de una vecina!

La vecina que en su ventana
suspiraba de amor. Aquella
dulce niña, que la manzana
ofrecía como una estrella.

¡Ojos cándidos y halagüeños,
boca perfumada de risas,
alma blanca llena de sueños
como un jardín lleno de brisas!

Era el Abril, cuando la llama
de su laurel adolescente,
daba el sol como un oriflama,
en el navío de mi frente.
¡Clara mañana de estudiante
con tristezas de amor ungida,
y aquella furia de gigante
por llenar de triunfos la vida!

En mi pecho daba su canto
el ave azul de la quimera,
y me coronaba de acanto
una lírica Primavera.

Ciego de azul, ebrio de aurora,
era el vértigo del abismo
en el grano de cada hora,
y era el horror del silogismo.

¡Clara mañana de mi historia
de amor, tu rosa deshojada,
en los limbos de mi memoria
perfuma una ermita dorada!


Miguel de Unamuno nació en el número 16 de la calle Ronda de Bilbao, en el barrio de las Siete Calles. Para saber más pulse aquí.

Hasta que se me fue no he descubierto...


Hasta que se me fue no he descubierto
todo lo que la quise, yo creía quererla,
no sabía lo que es de amor morirse.

Era como algo mío entonces, era
costumbre... que se dice...
pero hoy soy suyo yo, soy de la muerte
a quien nadie resiste.

Al irse nació en mí, no, que en torturas
en ella nací al írseme
lo que creí yo sueño, era la vela,
he nacido al morirme. 
Por fin ya sé quién soy... no lo sabía... 
¿Lo sé? ¿Quién sabe en este mundo triste? 
¿Hay quién sepa lo que es saber y entienda 
lo que la nada dice? 

Mi madre nació en mí en aquel día 
que se me fue Teresa... Madre, dime 
de dónde vine, adónde voy perdido, 
por qué al amor me diste...



Miguel de Unamuno















Al acabar sus primeros estudios en el colegio de San Nicolás y a punto de entrar en el instituto, asistió como testigo al asedio de su ciudad durante la Tercera Guerra Carlista, lo que luego reflejará en su primera novela, Paz en la guerra. Al mando del general Elío,..Para saber más pulse aquí.

Cállate, corazón...

Cállate, corazón, son tus pesares 
de los que no deben decirse, deja 
se pudran en tu seno; si te aqueja 
un dolor de ti solo no acíbares.

A los demás la paz de sus hogares 
con importuno grito. Esa tu queja, 
siendo egoísta como es, refleja 
tu vanidad no más. Nunca separes. 

Tu dolor del común dolor humano, 
busca el íntimo aquel en que radica 
la hermandad que te liga con tu hermano. 

El que agranda la mente y no la achica; 
solitario y carnal es siempre vano; 
sólo el dolor común nos santifica.
Me destierro a la memoria, 
voy a vivir del recuerdo. 
Buscadme, si me os pierdo, 
en el yermo de la historia, 

Que es enfermedad la vida 
y muero viviendo enfermo. 
Me voy, pues, me voy al yermo 
donde la muerte me olvida. 

Y os llevo conmigo, hermanos, 
para poblar mi desierto. 
Cuando me creáis más muerto 
retemblaré en vuestras manos. 

Aquí os dejo mi alma-libro, 
hombre-mundo verdadero. 
Cuando vibres todo entero, 
soy yo, lector, que en ti vibro.





















Miguel de Unamuno aprendió sus primeras letras con Don Higinio en el colegio privado de San Nicolás, situado en una buhardilla de la calle del Correo.22 En las catequesis preparatorias para la primera comunión, en la iglesia de San Juan, conoció a quien, andando el tiempo, sería su novia y esposa: Concepción Lizárraga, Concha...Para saber más pulse aquí.

En horas de insomnio.

En horas de insomnio

Me voy de aquí, no quiero más oírme; 
de mi voz toda voz suéname a eco, 
ya falta así de confesor, si peco 
se me escapa el poder arrepentirme. 

No hallo fuera de mí en que me afirme 
nada de humano y me resulto hueco; 
si esta cárcel por otra al fin no trueco 
en mi vacío acabaré de hundirme. 

Oh triste soledad, la del engaño 
de creerse en humana compañía 
moviéndose entre espejos, ermitaño. 

He ido muriendo hasta llegar al día 
en que espejo de espejos, soy me extraño 
a mí mismo y descubro no vivía.


La oración del ateo

Oye mi ruego Tú, Dios que no existes, 
y en tu nada recoge estas mis quejas, 
Tú que a los pobres hombres nunca dejas 
sin consuelo de engaño. No resistes 

a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes. 
Cuando Tú de mi mente más te alejas, 
más recuerdo las plácidas consejas 
con que mi ama endulzóme noches tristes. 

¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande 
que no eres sino Idea; es muy angosta 
la realidad por mucho que se expande 

para abarcarte. Sufro yo a tu costa, 
Dios no existente, pues si Tú existieras 
existiría yo también de veras.

























Palabras de Unamuno por la guerra civil...La barbarie es unánime. Es el régimen de terror por las dos partes. España está asustada de sí misma, horrorizada. Ha brotado la lepra católica y anticatólica. Aúllan y piden sangre los hunos y los otros. Y aquí está mi pobre España, se está desangrando, arruinando, envenenando y entonteciendo...Para saber más pulse aquí.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger... Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...