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Entre olvidos


A veces el olvido puede llegar a ser
más frecuente de lo que imaginamos,
nosotros mismos queriendo o sin querer,
olvidamos amar lo que tanto amamos.

Olvida aquel árbol ya anciano florecer,
olvida su hogar un pájaro y se extravía;
una pasión olvidada ya no puede arder
o alguien ha olvidado que arde todavía.

Se olvida un nombre por algún motivo,
se da un abrazo tardío en caso de luto;
sin olvido el morir nunca es definitivo,
pero si acaso te olvidan… ya es absoluto.

Se olvida en ocasiones un cumpleaños,
olvidamos un lugar al que íbamos antes;
él y ella se miran como unos extraños
porque ambos olvidaron que eran amantes.

Muere un perro de tristeza en el olvido
y una flor en un jardín que olvidado existe.
Olvidas la letra de un poema que has leído
y ya no recuerdas a ningún poeta triste.

No te acuerdas de Dios ni tus manos juntas,
pero si un día lo necesitas sí… así es la vida.
Y a veces por olvidar con miedo te preguntas
si el propio Dios aun siendo Dios también olvida.

Poema original de Álvaro Márquez


No te culpo...no me culpes...


No voy a decir que es tu culpa o mía,
que caiga en eso ahora es una tontería
y ya de tonterías hemos tenido bastante.

Tampoco me parece aceptable que huya
al hecho de que alguien hoy me sustituya
y otra mujer en mis brazos te suplante.

Alguna vez nos creímos imprescindibles,
cosas serias las convertimos en risibles
y el mapa de nuestro amor fue cambiando.

Los caminos que a amarnos nos conducían,
vientos soplando que de guías nos servían,
cosas que estaban y ya no seguían estando.

Un mapa dibujado empezó a desdibujarse,
amores que se topaban dejaron de toparse
y sueños unidos no volvieron a estar juntos.

Hacer el amor dejó de parecernos la gloria
y nos preguntábamos al leer nuestra historia
si acaso sería el final alguno de sus puntos.

Nos fuimos acostumbrando a las ausencias,
ya no se mezclaban como antes las esencias
ni siquiera para ver ambos cómo anochecía,

en medio de nuestros apuros, nuestras prisas,
al alejarnos supimos que en nuestras sonrisas
alguna lágrima en nuestras almas se escondía.

El tiempo fue pasando, el cielo azul ya era gris,
el panorama celeste cambió rápido, en un “tris”
lo que para hacerlo azul tanto amor nos costó.

El amor era el plato principal de nuestro menú,
pero ya de ese mismo amor no me hablabas tú
y entre mis conversaciones nunca lo incluía yo.

Simplemente dejó de ser lo que parecía que era,
se acabó para nosotros de pronto la primavera
y nos llegó de la nada el más frío invierno...

Dejó de ser el sueño, la esperanza, el anhelo
y los que tan abrazados se fabricaron su cielo,
ahora están viviendo su soledad en el infierno.

No te culpo, no me culpes, cosas que pasan,
situaciones que se nos dan y que nos arrasan
y cuando nos damos cuenta ya sucedieron...

Hubo sentimientos que entre nosotros cabían,
que nos dimos cuenta ambos de que nacían...
pero no supimos ver cuándo murieron.

Poema original de Álvaro Márquez


Tu cuerpo...

Tu cuerpo es sueño que no se sueña dormido,
es imagen grabada a prueba de todo, de olvido,
es recipiente si lo beso para mi mayor suspiro.

Es delirio que a cada segundo de tus poros brota,
es cómplice de la emoción que rápido se me nota,
siempre que en tus pupilas maravillosas me miro.

Tu cuerpo con mi cuerpo es puntual a las citas,
es protagonista de historias bellas e infinitas
que juntos haciendo el amor con fuego escribimos.

El destino hoy de nuestra suerte nos dejó ser amos,
el tiempo que nos provocó besarnos nos besamos
y todas las veces que nos dio la gana nos quisimos.

Tu cuerpo es del mío parte integrante, complemento,
objeto que fue esperanza un día y luego sentimiento
hasta que por unirse tanto a mí perdió individualidad
y ahora sus lugares más ocultos, tanto me reclaman,
tus poros, tus lunares ¡hasta tus pecas me aman!
tanto que un segundo sin mí ya es inmensa soledad.

¿Sabes? La verdad es que de nada debo quejarme,
vienes a mí para entrar en mi sueño y abrazarme
y darme un tesoro que antes no me habías dado.

Es toda tu piel mi realidad, el alcance de mis metas
y yo seré muy envidiado cuando vean los poetas
¡tu cuerpo desnudo en mis poemas retratado!

Original de Álvaro Márquez
Derechos reservados
Libro:  Enlace

Entre los dos...



Entre lo real y lo irreal
entre estar despierto o dormido
están mis recuerdos igual,
entre el amor...o el olvido.


Tiempo entre los dos para reflexionar.
Para fijarnos en los detalles pequeños,
para sentarnos a ver los segundos pasar
y cómo con ellos, se van nuestros sueños.

Aire entre los dos, entre tu boca y la mía,
espacio éste que antes no podía existir,
porque un beso muy apasionado nos unía
y te amo eran las únicas palabras por decir.

Miedo entre los dos donde antes hubo valor,
el temor de olvidar para siempre lo vivido,
que lo que era todo un canto bello al amor
se haya vuelto un tétrico verso al olvido.

Culpa entre los dos porque somos culpables
y la luna y el sol de esa culpa son testigos.
palabras de amor que ya no son probables,
un beso de amantes que ahora es de amigos.

Ausencias entre los dos porque no estamos,
ausencias y silencios pues ya nada decimos,
ausencia de piedad porque no nos perdonamos
y hasta de vida porque esto ya no lo vivimos.

Tristeza entre los dos donde hubo alegrías,
lágrimas donde sólo las risas tenían cabida,
tristeza por un amor que no sabía de agonías
y ahora muere como muere lo que se descuida.

Vacío entre los dos, nuestras manos vacías,
vacía el alma, vacío por completo el corazón,
se vaciaron para siempre nuestras fantasías
y hasta la letra que inventamos en una canción.

Vacíos también y muy solos nuestros brazos,
con los cuales tanto nos encantaba sentirnos,
ya no hay triunfo entre los dos, sólo fracasos
y un adiós que ni tú ni yo pensamos en decirnos.



EROS 

Dile que sí...


Ya que no pudiste quererme como yo lo hice,
ya que no sientes nada de amor por mí,
anda complácelo, dile a él al fin que sí
y quiérelo tanto como yo te quise.

Hazlo antes de que yo venga otra vez y pise
las rosas de tu jardín que ya no son mías,
desde el principio supe que tú no me querías
y él también lo sabe, pero nunca lo dice.

Anda, dile que sí; él y tú forman una buena yunta;
nuestro adiós es una palabra solamente.
Dile que sí y podrás quererlo eternamente
y a mí no volverás a verme nunca.

Quiérelo mucho y olvida que me viste,
sé que para ti será fácil olvidarme;
yo en cambio tendré que resignarme
a vivir con tu recuerdo solo y triste.

Por eso te dejo, voy a alejarme,
aunque al pensar en ti sabré que existes;
yo sé que tú no vas a recordarme,
mi partida ha de devolverte la calma...
Y yo me iré con lágrimas en el alma
del dolor de saber ¡que nunca me quisiste!

EROS

El amor sale triunfante...Alvaro J. Marquez


El amor sale triunfante, según tu inteligencia, como ves. 
Sobrevive a una decisión brillante y sucumbe ante la estupidez.

En medio de lluvias y sumidos en alcohol, el cielo perdió y yo también perdí.
El cielo porque amaneció sin sol y yo que amanecí sin ti.

Siempre el amor fue esperanza cierta, pero a veces el camino se le cerró
y algunos dejaron su puerta abierta, pero nunca tú… pero nunca yo….

Siendo ajena deseándote viví y por ser pecado contuve mi pasión.
Ahora pienso en Dios y pienso en ti. ¿A quién le pido perdón?

Nuestra historia después de terminarla, me ha provocado escribirla.
Triste tal vez por recordarla, nunca arrepentido de vivirla.

A mi canario que te amo le dije yo y él feliz me pidió alpiste. 
Ayer supe que el tuyo de tristeza murió, ¿qué fue lo que le dijiste?

No hay poeta que te evoque mejor, que el que habla de tu luz y de tu sombra.
Se refiere a ti si habla de amor y si habla de pecar también te nombra.

La vida nos suele castigar y hacernos llorar si no hemos llorado.
A unos por no saber amar, a otros por amar demasiado.

La experiencia es la única luz que sólo alumbra cuando quema.

Puedo hablar de vida y de muerte, porque ambas cosas ya las conocí.
Morir es vivir sin verte y la vida es vivir por ti.

La pasión que se va borra sonrisas y lágrimas tristes ruedan 
y en el fuego en que debían quedar cenizas, ya ni las cenizas quedan.

Si lo que digo del amor no se cree, por parecer un imposible hasta para el amor,
o es un error del que lee, o es un sueño del escritor.

Te quedas callada si te toco y noto en la mirada que me das,
que las palabras dicen poco, cuando tu silencio dice más.

EROS  Alvaro J. Marquez
Poema montado con los versos preliminares de su poema novelado...seguir leyendo

Intacta...

Al verla recordé que el tiempo no estaba detenido
Y que con la juventud, nunca nadie pacta…
La lozanía de su piel ya se había perdido,
Pero su manera de mirarme, seguía intacta.

Su mano muy temblorosa se extendía
Y aunque seguía siendo una caricia tersa,
Logrando de hecho alcanzar la mía,
Ya no lo hacía con la misma fuerza.

Me hablaba de sus muchas vivencias,
Las tantas que tuvo después de mí…
Se reía a veces de algunas coincidencias
Que le recordaron el día en que la conocí.

Al dejar que me contara en detalle,
Me hizo un resumen de nuestra historia,
No recordaba una que otra calle,
Pero aún seguía intacta su memoria.

Se le escapaban detalles pequeños,
Pero era a la vez contando minuciosa,
Me hablaba de cada uno de sus sueños
Cuando aún se sentía joven y hermosa.

Se sabía la letra de muchas canciones,
De algunas que incluso nos marcaron.
Hizo referencia a tantas emociones
Que en su alma, ocultas se quedaron.

Me habló del hijo que nunca tuvimos
Y que tanto ambos habíamos deseado,
Hasta recordó el nombre que elegimos
Y la ropa que le habíamos comprado.

Confesó que ya no se veía en los espejos,
Para no sentir del tiempo sus pasos…
Que no le gustaba imaginarme lejos,
Que extrañaba estar entre mis brazos.

Ya no bailaba como antes lo hacía,
Cuando le gustaba llevar el compás,
Sentir como su cuerpo se mecía
A la derecha, izquierda, adelante y atrás.

Cuando era muy alegre y extrovertida
Y se vestía muy segura de verse bella,
Cuando avanzaba segura por la vida
Y sentía que el universo era de ella.

Le gustaba escuchar que la piropeaban,
Que le dijeran que era mujer de fina estampa,
Aún guardaba las barajas con que jugaban,
Sus amigas y ella, les hacía trampa.

Era veinte años mayor que yo, veinte,
Dos décadas que no tuvieron peso,
Aún sentía la pasión que se siente
Cada vez que vamos a dar un beso.

Su sonrisa indescifrable, enigmática,
Seguía siendo en gran parte abstracta,
Fue tanto el sentir que puso en práctica,
Que su manera de amar estaba intacta.

Me miró sonriente y entonces exclamó
Serena, con una impresionante calma,
No sé contigo dónde habré viajado yo,
Pero tú eres pasajero de mi alma.

Me dijo muy seria, mirándome,
Que en honor a mi sentir de hombre,
Se prometió vivir recordándome
Y morir diciendo mi nombre.


A tu almohada...



Dile a tu almohada que anoche mi cercanía
nunca… en ningún momento te perturbó,
que por tu mente nunca pasó la fantasía,
de sentir que alguien te besaba y que era yo.

Cuéntale a tu almohada a ver si te lo cree,
que tan cerca de mí no estabas inquieta,
júrale que no eres tú la que siempre se lee
con ansias cada letra que suelta este poeta.

Sabes que tu almohada escucha muy callada,
aunque lo que le cuentes sean mentiras…
porque no le dices que te sientes enamorada,
ni que flotas en el aire cuando me miras.

Confiésale a ella que siempre tiemblas mucho
que temblaste con los besos que sólo te ofrecí,
dile que no son por mí los suspiros que escucho
ni fui la causa de las sonrisas que obtuve de ti.

Convéncela de que es poco lo que me enseñas,
que no te interesa para nada seguir mis pasos,
y que al dormirte nunca, pero nunca sueñas,
que estás delirante de amor en mis brazos.

Tal vez tu almohada te crea algo, podría ser,
aunque debo suponer que seguro te conoce,
y si es así, con seguridad tiene que saber,
lo que puede hacer en ti, sentir sólo mi roce.

Pero si lloras, así sea una lágrima solamente,
porque ya no puedes callarle más tu verdad,
suelta lo que hay en tu alma, en tu mente,
y háblale de tu deseo, de toda tu ansiedad.

A ella, así sea entre lágrimas le puedes decir
que te enamoraste aunque no era tu deseo…
ella seguro en cada lágrima podrá percibir,
lo mismo que yo en cada temblor tuyo veo.

Y al día siguiente, no me cuentes que le dijiste,
pero sabes que yo igual todo lo he de saber…
el deseo incontrolable que en mis brazos sentiste,
y el secreto pecado de sentirte mi mujer.

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